Desde la salida de la convertibilidad en el 2002, el tipo de cambio entre el peso y el dólar comenzó a moverse. La sensación que nos queda, generalmente sesgada por la historia económica argentina es que el dólar siempre va para arriba, pero esto no fue en absoluto lo que ocurrió. En este artículo buscamos echar un poco de luz sobre el comportamiento del tipo de cambio desde que se abandonó el 1 a 1 hasta nuestros días.
Para nuestro análisis tomamos los datos publicados por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) que diariamente informa un tipo de cambio promedio de las transacciones del mercado de cambios mayorista. También descartamos del análisis el año 2002 debido a que al ser el año de salida de la convertibilidad esto provocó lo que se denomina un over-shooting del tipo de cambio. Esto es que el dólar sube mucho más que su valor de equilibrio, producto de que existe mucha incertidumbre sobre su valor real y todo el mundo lo quiere “por las dudas”. Cuando se calman las aguas, el mismo empieza a retroceder para alcanzar su valor normal.
Aclarado esto podemos decir que desde inicios del año 2003 y hasta finales del 2012 encontramos 3 períodos muy bien marcados en lo que hace al comportamiento del tipo de cambio. Por comportamiento nos importan dos aspectos; por un lado, el sentido en que se mueve el dólar (si sube o baja) y por otro lado, con qué velocidad lo hace, es decir, si sube o baja mucho o poco. Estos dos aspectos son claves a la hora de tomar decisiones.
El primer período abarca desde inicios del 2003 hasta finales del 2007 coincidiendo casi totalmente con la presidencia de Néstor Kirchner. En esta etapa que abarca 5 años enteros podemos ver que contrariamente a lo que uno tiene en mente, el dólar bajo de precio pasando de 3,18 a 3,15. Es decir, en 5 años bajo 3 centavos. Claramente en esta etapa y parafraseando a un viejo ministro de economía, quién apostó al dólar perdió. Otra característica que marcó este período es la volatilidad mensual que mostró el tipo de cambio. Si analizamos series mensuales en lugar de anuales dentro de este período podemos ver que el movimiento no tenía un sentido claro y se observan casi la misma cantidad de alzas que de bajas (32 bajas contra 28 alzas). Además se encuentran movimientos muy bruscos que alcanzaron hasta el 7,5% mensual de baja y de 4,5% de alza. En este contexto si bien anualmente la variación del tipo de cambio era extremadamente baja, el hecho de que mensualmente fuera muy errática implicaba que tomar decisiones era bastante complicado puesto que no había un sendero claro.
El segundo período abarca desde inicios de 2008 hasta fines del 2010. Es un período de 3 años donde la característica saliente fue mantener la volatilidad mensual que tuvo el primer período. Pero además de eso, se aceleró el ritmo de devaluación mensual. En esta etapa el tipo de cambio pasó de 3,15 a 3,97. Esto es un aumento del 24%. La devaluación anual alcanzó el 10% en 2008 y 2009 aunque luego se moderó un poco en 2010. Un elemento importante a destacar aquí es que en la época de recesión que caracterizó el año 2008 por la crisis internacional, el tipo de cambio llegó a devaluarse 25% en el período de 12 meses que va desde septiembre 2008 a agosto 2009. Esto podría leerse como que cuando la economía está en recesión y por ende las presiones inflacionarias son menores, el gobierno ve más propicio acelerar la devaluación el tipo de cambio. Una vez recuperada la senda del crecimiento hacia finales del 2009, sacó el pie del acelerador y moderó drásticamente la tasa de suba del dólar.
La última etapa abarca desde inicios del 2011 hasta fines del 2012, ya en la presidencia del Banco Central Mercedes Marco del Pont. Esta etapa se ve marcada por dos características salientes. Por un lado, una clara tendencia al alza del dólar. Por otro lado, por un aumento sostenido en la velocidad de suba. En todo este período de 24 meses no se observa una sola baja mensual del tipo de cambio. Esto quiere decir al mismo tiempo que llevamos 24 meses de suba continua del dólar. El año 2011 finalizó con una devaluación del 8,2% mientras que el 2012 finalizó con una tasa de devaluación del 14,2%. Claramente se observa un aumento muy importante en la velocidad de devaluación y este fenómeno se vuelve más claro y contundente aún si observamos tan solo el último trimestre del 2012, donde la tasa de devaluación anualizada alcanzó el 18,2%.
No hay que olvidarse que en este último período (octubre 2011) el gobierno implementó el cepo cambiario que fue endureciendo en el transcurso del año 2012. Esto generó la aparición de un mercado paralelo al que se denomina “dólar blue”. A partir de mayo 2012 la brecha entre el dólar oficial y el blue superó el 35% y ya nunca más descendió de este nivel. Al menos, una razón de la aceleración de la devaluación es evitar que esta brecha se agrande mucho más. Otra razón válida puede ser la misma que comentamos con la crisis del 2008. Al estar la economía estancada, debiera haber menos presiones inflacionarias y por ende mayor posibilidad de acelerar la devaluación aunque sobre el tema de que en esta oportunidad haya menos presiones inflacionarias hay muchas dudas.
Más allá de las razones, en este contexto actual donde el dólar oficial tiene una clara tendencia ascendente y la tasa de devaluación anual esta cerca del 20% mientras que la tasa de plazos fijos no supera el 15% es lógico que los agentes económicos prefieran endeudarse en pesos e invertir en dólares. Dado que existen restricciones para comprar dólares para atesoramiento es que comenzaron a proliferar instrumentos nominados en argendólares que son llamados dolar-linked pero eso es motivo de otro artículo.