A propósito del problema que actualmente tenemos con la Fragata Libertad y los fondos que lograron su embargo en Ghana, intenté recordar como empezó esta historia.
Toda esta cuestión tiene su origen en el default en que entró nuestro país allá por el 2001-2002. Sin querer entrar en más detalles, me detuve en la cuestión del Riesgo País.
Los que vivimos ese momento tan particular, podremos recordar con facilidad que ese indicador (el famoso Riesgo País) era mencionado en todo momento. De hecho, un importante canal de noticias lo publicaba sobre su característica placa roja en forma permanente, varias veces al día. Mucha gente lo veía como un indicador más, sin tener en claro realmente su significado, pero se asustaba con su incremento diario.
Brevemente, el Riesgo País es un índice (el EMBI+ – Emerging Market Bond Index o Índice de Bonos de Mercados Emergentes) elaborado por JP Morgan Chase, que determina la diferencia de tasa que pagan los bonos de un país respecto a los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, los cuales se consideran libres de riesgo (no vamos a evaluar en este artículo si esto debería ser así actualmente). Cada 100 puntos básicos, la diferencia de tasa es de 1,00% por sobre la del Bono del Tesoro estadounidense.
Pasada la época del 2001-2002 con su estallido socio-económico, en general, nos olvidamos del Riesgo País. Con el riesgo ya consumado y, después del default en que incurrió nuestro país, no tenía ningún sentido conocer la sobre tasa que pagaba Argentina, porque quedamos fuera de los mercados internacionales.
Como esta semana Bolivia logró colocar bonos soberanos después de casi 100 años (la colocación fue de USD 500 millones a 10 años al 4,875%) y teniendo en cuenta que la tasa que paga un Bono del Tesoro estadounidense a 10 años es de 1,75%, quisimos verificar en qué estado están estos índices para los países latinoamericanos y nos encontramos con este escenario (además del mencionado anteriormente para Bolivia):
Vemos claramente la diferencia que hay entre los 3 países más riesgosos y el resto de América Latina. Incluso con países de economías muy inferiores a la nuestra. Por poner un caso, si Perú (el país menos riesgoso según este índice) quisiera tomar deudas en los mercados internacionales a 10 años, debería pagar casi 2,75%. En caso de querer hacerlo nuestro país, el costo del mismo financiamiento sería de 10,25%, siempre y cuando podamos acceder al mismo monto y plazo.
Ocurre que también debemos tener en cuenta (adicionalmente al riesgo país) que en los mercados internacionales hay inversores institucionales (fondos de pensión por ejemplo) imposibilitados de invertir en bonos con un riesgo mayor al establecido en la norma que los regula. Con lo cual, un alto riesgo país combinado con una baja calificación de la deuda pública, conforman un cóctel que impide acceder a créditos con tasas aceptables.
Por otro lado, esta situación también es compleja para las empresas radicadas en nuestro país. Excepto para aquellas que tienen importante presencia y operaciones en otros países, las empresas locales también se ven afectadas por este índice. Para obtener financiamiento en el exterior, la base va a ser el riesgo país y pagarán además, una diferencia sobre ese valor.
Por último, también nos sirve tener en cuenta este índice a nosotros como inversores, para conocer qué países son los menos riesgosos y poder tomar una decisión de inversión acorde a nuestras expectativas e incorporar (o no) determinados bonos en nuestro portafolio de inversiones.
La combinación de este índice más otras variables (como por ejemplo, la inflación que nosotros tenemos tan presente en nuestras expectativas, entre otros) determinan las tasas de interés que se cobran y pagan no sólo en los mercados internacionales, sino en el mercado local.
Con esto pretendemos introducirnos en el tema de riesgo, calificación de deuda, mercados, etc. En próximos artículos podremos detenernos más detalladamente sobre estos temas.