Muchas veces me cuestiono por qué volvemos a cometer los mismos errores tantas veces, por qué nos aferramos a la fatídica frase que dice que “esta vez será diferente”. Nuestros instintos no cambian, tarde o temprano florece lo que somos, como individuos y como sociedad. Desde chicos nos enseñaron, con la moraleja del escorpión, que nunca dejamos de ser lo que realmente somos.