Entraron u$s 6859 millones de la colocación de dos bonos del Tesoro nacional a 5 y 10 años cerrada la semana pasada. Las reservas crecen un 93% desde su mínimo de diciembre de 2015, más de u$s 22.000 millones en poco más de un año y un mes. Las colocaciones de deuda son la principal explicación de la mejora en las arcas del Banco Central
Las reservas internacionales del Banco Central (BCRA) alcanzaron su mayor en casi 4 años y medio cuando, por el ingreso al país de los casi u$s 7000 millones en deuda que el Tesoro nacional colocó la semana pasada. Las tenencias de la entidad conducida por Federico Sturzenegger saltaron u$s 6748 millones el día de ayer y llegaron así a los u$s 46.632 millones, su mayor nivel desde el 2 de agosto de 2012, cuando el Cepo cambiario ya llevaba 9 meses de implementado y no lograba evitar la salida de capitales que había empezado en el año electoral previo.
Según detalló ayer el BCRA, «se produjo un ingreso por emisión de Bonos Internacionales de la República Argentina con vencimiento 2022 y 2027 por u$s 6859,3 millones». Además, explicó la entidad en su comunicado diario de resumen de variables financieras, que la variación de los precios de los activos que forman parte de reservas arrojaron un saldo negativo en dólares de u$s 18 millones, mientras que pagos por u$s 23 millones también ayudaron a achicar un poco el ingreso neto de la jornada.
Las reservas del BCRA habían tocado piso el 17 de diciembre de 2015, día de la salida del cepo cambiario, según la serie que publica la propia entidad. Llegaron a los u$s 24.141 millones en ese momento, antes de empezar a escalar sobre finales del mes de enero siguiente, cuando recibieron un repo pactado con bancos internacionales por u$s 5000 millones.
La cifra de ayer supone un rebote del 93% desde su mínimo, un avance de u$s 22.491 en poco más de un año y un mes. Desde que el BCRA adoptó un régimen de tipo de cambio flexible ya no necesita a las reservas internacionales para defender el precio del dólar. Si se atiene al régimen anunciado, cualquier movimiento de entrada o salida de capitales debería ajustar rápidamente con una variación del precio del peso, es decir, con una suba o baja del dólar más que afectar a reservas internacionales.
Sin embargo, aun así, Sturzenegger ha dicho que se reserva la posibilidad de intervenir en el mercado de cambios en forma puntual cuando crea conveniente frenar alguna escalada o baja de la divisa que considere excesiva, temporal y, en algún nivel, nociva para los objetivos de la entidad. Por eso, y para posibles escenarios de shock, el poder de fuego en reservas suele ser bienvenido.
Por ejemplo, cuando a fines de febrero y principios de marzo pasado el dólar minorista superó por primera vez los $ 16 pesos, el riesgo de un traspaso a precios de esa segunda devaluación hizo que la autoridad monetaria saliera a frenar la suba.
En lo que va del año, las reservas internacionales ganan u$s 7.860 millones. Como en el año pasado, el avance en reservas se explica casi exclusivamente por el impacto de colocaciones de deuda. En 2016, hubo superávit comercial pero la cuenta corriente del balance cambiario la que registra los intercambios de bienes y servicios con el exterior resultó deficitaria en u$s 15.835 millones como resultado de pago de intereses, servicios de turismo además de giros de utilidades y dividendos. Ese rojo en la cuenta corriente fue financiado con creces a través de colocaciones de deuda del Tesoro nacional, las provincias y también de empresas locales. Los ingresos de divisas al país por emisiones de deuda rozaron u$s 30.000 millones, que explicaron el aumento de u$s 13.208 millones que gozaron las reservas el año pasado.